
Nomadas
CRÓNICA DE CHAMÍ ADVENTURE SERIES

Crónica de Chamí Adventure Series
Comenzaba nuestra aventura muy temprano, 5:30 am saliendo en bici desde casa, Medellín – Envigado en zona de calentamiento. Llegamos a las 6:00 am: reclamar el mapa, visualizar el recorrido; una cosa de locos. A las 6:30 am sonó el silbato inicial y arrancó la aventura, nuestra primera carrera en esta modalidad. Con la adrenalina al 100%, a puro pedal y con la ubicación, a darle duro.
Todo muy bien y bajo control hasta el PC 5, allí una falta de concentración nos desvió un poco de nuestra ruta, haciéndonos pedalear unos cuantos kilómetros más;
volvimos a retomar el ritmo y el rumbo, así, luego de 7 PCs en bicicleta, de unas cuestas interminables, llegamos a nuestra primera transición.
Se llegó el trekking + rivering, puestos de control del 8 al 16 bien complicados para nosotros por la orientación, tardamos mucho buscando el PC 9, el más complicado…nos tardamos pero al final dimos con él. Seguimos camino a paso constante y tratando de hacer nuestro mejor esfuerzo con la ubicación. De nuevo cambio de actividad, volvimos a las bicicletas, bajadas técnicas por rocas, senderos estrechos, descensos rápidos, pero nosotros muy concentrados en lo que debíamos hacer, bajar con calma, sin afán, dos PCs (17 y 18).
Volvió el trekking, tres PCs largos, retirados el uno del otro formando un triángulo, pensamos que en el trekking nos iría mejor, pero la verdad es que la orientación es de mucha práctica y nos falta mucha, no es correr y correr…es saber hacia dónde corres.
Últimos dos PCs en MTB, caminos difíciles, rocas. En ese tramo pasamos algunos percances mecánicos con las bicis, pero siempre habrá manos amigas para colaborar. Salimos a carretera pavimentada y a tope hasta la meta, cansados, contentos y repletos de anécdotas. Una locura de aventura, algo nuevo para nosotros, pero que sin duda repetiremos, no somos expertos pero siempre ¡VAMOS POR MÁS! Con esta experiencia comprendimos que: LA DIRECCIÓN ES MÁS IMPORTANTE QUE LA VELOCIDAD.
Escrito por: Diego Rincón Santamaría @dialo_trail
PERDIDOS EN ALTOS DE LIRCAY

Perdidos en altos de Lircay
En el año 2012, luego de mi primer Huairasinchi carrera emblemática de Ecuador, a propósito llenita de felicidad por participar en mi primera carrera internacional, nos hicieron la invitación a una carrera en Chile, en Talca, la 7a región, carrera que tiene formatos dúos por etapas. Ansiosos y con poca experiencia, Edwin Rincón mi coequipero de esa época y yo, nos embarcamos en lo que para nosotros ha sido uno de los retos mentales más fuertes de nuestras vidas, o bueno, por lo menos para mí.
Iniciamos en bicicleta ¡mi modalidad favorita! Una etapa de 140 Km para llegar a Altos de Lircay, una reserva hermosa de esta región, a donde llegamos segundos en nuestra categoría, detrás de Verónica Bravo y Rubén Mandure. Iniciamos nuestro descanso para afrontar la segunda etapa de la carrera, un trekking de 80 Km por los alrededores del enladrillado, lugar que según el guarda parques y los locales, tiene alta actividad extraterrestre.
Iniciamos la etapa de trekking, los 80 Km se convirtieron en una tortura. Nosotros teníamos poca experiencia, había que ser muy precisos en la orientación. Había tramos muy técnicos, con laderas interminables y llenas de rocas demasiado grandes. Al llegar al antepenúltimo PC, nos enredamos en la orientación, se hizo de noche y perdimos 10 horas dando vueltas por el mismo lugar. Nuestro cálculo con el alimento y la hidratación no fue el acertado, empezamos a presentar síntomas muy marcados de deshidratación, nuestros labios estaban totalmente secos y partidos con borde blanco y todo. La parte mental comenzó a hacer de las suyas, sentíamos desespero. Yo colapsé mentalmente, empecé a llorar y a pedirle a mi compañero que me llevara a Colombia, pues allá era donde quería morir jajajaja. Él tuvo la calma para ayudar a controlarme y tomó la decisión de que durmiéramos, la mejor decisión de todas ya que de alguna manera teníamos que recargar pila.
Muy temprano, con más calma y un poco más de energía logramos sortear la montaña “Sal si puedes” sí ¡así se llama! Descendimos y nos encontramos unos pozos, quizás los más cristalinos que haya visto hasta el momento, me boté de cabeza, casi me ahogo. Fue en ese momento la sensación más gratificante, era la mejor agua. Continuamos nuestra marcha tomando una pésima decisión: seguir el río saltando pequeños chorros que se convirtieron en cascadas altísimas. Tuvimos que regresar para tomar otro rumbo en el cual vi un zorro de cola blanca hermoso que no sé si fue producto de una alucinación.
Como llevábamos muchas horas perdidos, la organización envió un helicóptero a sobrevolar la zona, éramos los últimos en la montaña. Nosotros vimos el helicóptero, pero para nuestro infortunio, el helicóptero a nosotros no. Con la firme intención de no desfallecer, atravesamos un matorral larguísimo y como cristos salimos de allí encontrando un pequeño caminito que recorrimos como alma que lleva el diablo, correr y correr hasta que de repente vimos la tan añorada cabaña del guarda parque, estaba llena de policías, patrullas, ambulancias y un escuadrón de búsqueda. Del interior salió el organizador con lágrimas en sus ojos del susto tan impresionante que tenía, fueron 50 horas sufridas. Nos abrazamos y ¡a comer!
Un diario local que titulaba “Pareja de colombianos perdidos en altos de Lircay” fue el motivo principal para que muchos chilenos quisieran invitarnos a comer a sus casas. Después de esta experiencia nos dedicamos a pasear.
Escrito por: Lorena Ramos @loreramitos.
GRAN VICTORIA EN LOS NEVADOS

Gran victoria en los nevados
El lunes 23 de Junio comenzó la carrera en el hermoso Valle del Cocora. A las 9:00 se oyó el conteo regresivo: comenzó la Travesía Max Adventure Bosi 2003. Nosotros ya teníamos planeado que íbamos a salir despacio, eran 4 o 5 días de carrera y más de 380 Km por recorrer, si trotábamos como si estuviéramos en la ½ maratón, nos íbamos a desgastar innecesariamente, había que guardar para la prueba reina de la carrera: El ascenso a la cumbre del gran Nevado del Ruiz. A ese ritmo llegamos a PC1 de sextos, allí estaban las bicicletas. Había que armar los manubrios, los pedales y la llanta delantera, fue un cambio lento pero tranquilo, salimos de octavos de este PC pues otros equipos tenían las bicis enteras. Arrancamos en bici también a nuestro paso y comenzamos a recuperar posiciones. Montamos por trochas bacanísimas, todas pedaleables y luego por carreteras pavimentadas hasta el PCT4 en un lugar llamado Boquia a orillas del río La Vieja, a donde llegamos en la quinta posición.
En el PCT4 encontramos la primera sorpresa de la carrera: las balsas para el tramo de canotaje no estaban hechas, las teníamos que armar nosotros mismos, nos daban las guaduas y los lazos para atarlas, nos demoramos un tanto pero lo hicimos bien, nos quedó muy resistente la balsita. Había que amarrar las bicis y los morrales sobre la balsa. Salimos en la cuarta posición a las 14:00 horas, a una hora de diferencia con los primeros: La Huerta de Oriente. La primera hora en el río fue miedosa, había mucha palizada en el río con la que se atascaba la balsa y sacarla era muy difícil por su peso. Nos atascamos con una super guadua atravesada en el río y para colmo de males llegó el quinto equipo y nos atasco más. La fuerza del agua y la otra balsa hizo que la bicicleta de Jorge se dañara, la llanta quedó hecha un 8 y el marco se torció, no sabíamos que daños podían tener las otras bicicletas. Decidimos desamarrar, volver a acomodar todo el equipaje y continuar. Al rato, vimos en el río un tramo peligroso, decidimos saltar de la balsa y dirigirla con la cuerda de seguridad hasta la orilla y pasar caminando lentamente por el tramo difícil. El río se volvió más tranquilo, más caudaloso, sin palizadas. Teníamos hambre y sed, no era posible sacar comida de los morrales. Hubo otros tramos duros en el río pero los fuimos sorteando; buscamos más varas para remar, nos robamos algunas de canoas, se nos iban al río y volvían a nosotros más adelante, finalmente los 4 remábamos.
Llegamos a una población llamada La Alambra, paramos en el puente y la gente del staff nos decía que allí no había PC, que como íbamos a parar. Nosotros tranquilos subimos hasta una tienda y comimos de todo, tomamos mucha gaseosa y agua, estando allí pasaron 4 equipos así que bajamos de nuevo a la balsa y ya ocupábamos la novena posición. Ya con todas las fuerzas empezamos a pasar equipos. Así, lento pero seguro, volvimos a estar de cuartos.
La noche estaba super estrellada, nos tocó ver estrellas fugaces. De vez en cuando se oía a lo lejos la bulla del agua contra las piedras y el corazón se nos aceleraba porque era indicio de peligro y posible volteada de la balsa. Tratábamos de alumbrar y escoger rápidamente el camino menos peligroso en el cauce: “derecha, derecha, rápido” En una piedra gigante casi nos volcamos, pero la suerte estaba con nosotros y salimos de esta situación. Jorge, Jimmy y Juanjo se cayeron en varias oportunidades al río durante los impactos con troncos y rocas, yo iba remando sentada entonces casi no sufrí.
A eso de las 24:00 del lunes vimos unas luces adelante ¡habíamos cogido a los dos equipos de la punta! EPM y Zue, lentamente superamos a estos dos equipos. Tras tantos percances estuvimos punteando la carrera por primera vez luego de 24 horas.
A las 2:40 del 24 de junio, luego de estar en el río La Vieja por 12 horas 40 minutos, llegamos de primeros a Puerto Alejandría, PCT5, una finca a orillas del río. Jorge se bajó a la lata a arreglar su bici, Baena y Jimmy se encargaron de desbaratar la balsa, y yo de organizar los morrales, llenar caramañolas, y alistar bicicletas. A 5 minutos llegaron los otros dos equipos, hicieron la transición lentamente para nuestra fortuna. Jorge arregló la bici a punta de golpes, la llanta terminó funcionando, rozaba un poco contra el tenedor de atrás, pero funcionaba, el sillín lo amarró con un hilo era un “cacho” de bicicleta. Nos hidratamos, comimos y nos fuimos de primeros de este PC a las 4:13.
Salimos por una carretera destapada, hacia la población de Quimbaya, allí desayunamos en una tiendita a las 6:00, huevo, arepa, café, energía a la lata. Seguía un ascenso más duro que Palmas, 16 Km hasta Filandia, donde estaba PC6. Había un taller de bicis abierto y trataron de arreglar la llanta, paramos 40 minutos de los cuales dormimos 20. Fue en vano, la llanta no mejoró lo suficiente. En esta parada, nos alcanzó EPM y Zue, EPM paró a desayunar y Zue continuó con nosotros hasta PC7. Antes de llegar a PC8 se pincharon, si quiera porque nos hubiéramos reventado, iban a muy buen paso. A PC8 llegamos solos a las 9:40 y de allí había que seguir las indicaciones hasta PC9. Fue un tramo muy largo, por unas fincas de extracción de pinos, mucho pantano, mucha loma. En este pedazo se nos unió al equipo un perrito negro, muy lindo, feliz con nosotros, no se quiso devolver para su casa. También la suerte nos acompañó pues nos encontramos con un ángel humano a quien le preguntamos el camino ¡la suerte de campeón! Llegamos a las 13:20 a PC9 y dejamos allí al perrito. Seguía un descenso hasta Santa Rosa de Cabal, PCT10.
Llegamos a las 13:58 horas a PCT10, dejábamos las bicis y teníamos que parar obligatoriamente 1:30 horas. Aquí medio descansamos y alistamos los morrales para el trekking. Jimmy casi se mata en las gradas del coliseo, no se cayó porque es un gato y alcanzó a saltar de espaldas escalón por escalón, que susto, solo se lesionó el talón de Aquiles y siempre le molestó un poco durante la carrera. Dormimos más o menos 15 minutos. A las 16:20 horas del martes arrancamos a caminar. A este PC, solo había llegado EPM.
Nos dirigimos por una carretera destapada hacia los termales de San Vicente, a 18 Km del pueblo. De allí tocaba buscar unas haciendas y preguntar como era la ruta. A eso de las 21:00 a Jorge y a mi nos cogió un sueño tremendo, así que decidimos parar 15 minutos a recuperar el sueño. Nos levantamos muy fríos. Caminamos hasta la finca La Linda, el señor estaba super dormido pero nos dio las indicaciones del camino. En el corredor dormimos 45 minutos, nos despertó el frío, nos pusimos los pantalones impermeables y a caminar. Fuimos encontrando las siguientes haciendas fácilmente, pero después de la hacienda Cortaderales nos extraviamos por más de 3 horas. A eso de las 5:30 del miércoles 25 de junio, nos dividimos para buscar el camino, Jimmy y yo nos fuimos tras una alucinación: los dos veíamos a lo lejos una casa con chimenea y todo, así que fuimos hacia esa casa haber si había gente, subimos y subimos y no encontramos nada, el cansancio hacía sus estragos. Luego encontramos un camino por ahí a las 6:00, por fin nos dimos cuenta de que esa era la brecha indicada por los campesinos. Así fue como encontramos la hacienda el Porvenir. En este lugar pedimos desayuno, nos dieron arepa, arvejas con lentejas, arroz y chocolate ¡vaya suerte! para acabar de ajustar, nos prestaron las camas con cobijas y todo. Dormimos una deliciosa y cálida hora.
Continuamos por la carretera siguiendo la bitácora, preguntábamos en todas las fincas si habían visto pasar a otro equipo, no habían visto a nadie, así que creíamos que seguíamos de primeros, pero cuando llegamos a la hacienda Campanario, la señora de la casa nos dijo que ya había pasado un equipo, era EPM. Desde allí tocaba bajar por una ladera hasta el cañón del río Claro y luego subir por la otra ladera, que loma tan brava, pero que paisaje, que río, el color verde de esa montaña ¡espectacular! El siguiente PC era PC11, allí hacíamos la prueba de cuerdas. Al llegar allí, a las 14:50, nos informaron de la cancelación de la prueba de cuerdas por peligrosa, y que EPM había pasado hacía 50 minutos.
¡Y siga! que solo lleva 23 horas caminando y tan solo le faltan 21 horitas, también caminando. Teníamos que llegar hasta La Cueva y subir por la cascada hasta El Cisne. El sueño lo calmamos con un “delicioso” tinto que hicimos con grano sin moler en caramañolas con sabor a suero. A Jorge le dio una pálida antes de llegar al Cisne, Juanjo y Jimmy le cargaron el morral, estaban fortachos. A mí también me iba dando la pálida de hambre, se me acabó la comida. Llegamos a PC12 a las 23:20, estaba haciendo un frío terrible, aquí era obligatorio descansar 90 minutos. Dormimos una hora, casi que no nos levantamos. La temperatura estaba a 12°C bajo cero, solo pensar en ponerse esas medias mojadas daba ganas de llorar. Cuando fuimos a salir de este PC, a las 2:00, EPM nos llevaba 2 horas 40 minutos
Esa madrugada estaba helada, había mucho viento. Para tratar de acortar la diferencia con EPM, Jimmy sacó su super brújula y escogió hacer todos los atajos posibles: la curva “Del Putas”, todos los arenales, caminamos muy poco por la carretera. Es muy duro andar por los atajos y algunas veces peligroso, como el atajo de la curva “Del Putas” que nos tocó escalar sin cuerdas y sin ninguna seguridad, gracias a Dios era de noche y no veíamos los precipicios. En este tramo descubrí que tanto peso tenía mi opinión en el equipo, pero bueno, si quiera no hicieron caso al dolor que sentía en mis tobillos, porque de lo contrario, no hubiéramos alcanzado a EPM. A eso de las 6:00 nosotros caminábamos sobre las morrenas del costado derecho de la carretera que conduce al refugio del Ruiz y sobre ésta vimos caminando lentamente a 3 personas de EPM, presentimos que algo en ellos andaba mal. Llegamos juntos al refugio, PC13, y nos enteramos que 3 de ellos habían sufrido hipotermia y el cuarto hombre se adelantó a buscar ayuda.
Los dos equipos comenzamos juntos el ascenso a la cumbre del Ruiz, eran las 7:15 del jueves 26 de junio, una mañana hermosa, totalmente despejada y soleada. Todos estabamos cansados, pero el frío causó más estragos en EPM. Jorge también se sentía ensorochado, Baena recibió mi morral y yo cargué el de Jorge, así subimos lentamente la parte de la morrena hasta llegar al glaciar. Solo alzar la cabeza y ver al lo lejos el Santa Isabel y el nevado del Tolima, te daba la energía necesaria para seguir caminando.
Cuando estabamos armando nuestra cordada, nos dimos cuenta que Diana, la mujer de EPM, se devolvía hacia el refugio, lo que nos alentó para llegar los cuatro juntos a la cumbre, sabíamos que, por cada persona que no hiciera cima, se daba una penalización de una hora, la carrera estaba servida. En el glaciar, caminábamos 20 pasos y descansábamos hasta que Jorge diera la señal de OK.
A las 8:00 llegamos felices a la cima, a 5250 msnm mero piscinazo hasta tomar el banderín. Fue lo más emocionante de la carrera, sabíamos bien, que quien subiera primero a la cumbre, era prácticamente el ganador. Además, el día era hermoso, estar allá parados, en la cima, sabiendo que en ese momento arriba de nosotros solo estaba Dios, poder observar medio mundo es algo indescriptible.
Bajamos hasta P14 que era en el campamento de alta montaña a 5000 msnm. Luego otra vez hasta el refugio, PC15, allí medio comimos y arrancamos a la lata caminando hasta el retén de Brisas, PC16. Otras dos horas más para darle fin a un trekking nunca antes hecho, 44 horas, tremenda patoneada.
Cogimos las bicis, en PC16 a las 12:40. Cambio de actividad, pero todos los dolores salían a flote, sólo era bajando, el cansancio era total. Pasamos rápidamente por PC17 el Hotel Termales del Ruiz a las 13:28, la bajada seguía hasta la Enea. La carrera parecía ser nuestra, pero tuvimos otro tras pie: Juanjo reventó el tensor, colocaron la cadena directa y siga bajando, cuando llegamos al pavimento a pedalear, se reventó esa bendita cadena nuevamente, entonces a Juanjo le tocó trotar y empujar su bici. Mirábamos hacia atrás cada segundo para ver si EPM estaba cerca. La llegada a la meta tenía un ascenso de 5 Km así que también fue empujado y trotando con la bici, del susto no sentimos ni cansancio.
Hasta que por fin llegamos al Parque Los Yarumos en Manizales ¡allá estaba la meta! Después de 78 horas y 30 minutos terminamos, que emoción ¡ganamos! por fin ¡por fin ganamos! que sentimiento tan gratificante. Todo el staff, los periodistas y los aficionados felices con nosotros, viéndonos llegar a la meta y coronarnos campeones, demasiado emocionante. llegamos mama’os pero felices!.
Robamos prensa a la lata, televisión, fotos, mejor dicho, cual equipo de fútbol, super bacano, que cubrimiento tan bueno, hasta entrevista en vivo en Tele Café. Solo 4 equipos terminaron rankeados y los otros pasaron a la categoría Aventura: EPM llegó segundo a 3 horas, el tercer equipo fue Cabras de Bogotá a 20 horas y luego Balance Total.
Después de intentarlo en 3 oportunidades, por fin nosotros, Los Correcaminos logramos hacer realidad un gran sueño: terminar rankeados, completos y adicionalmente victoriosos.
Escrito por: Ana María Marín @marinanama
A 4000 METROS BAJO LA LLUVIA

A 4000 metros bajo la lluvia
Año 2011, primera carrera internacional para el equipo de aventura Nómadas, conformado por Baena, Caliche, Olguita y yo, Santiago. Viajamos a Ecuador para competir en el Huairasinchi, una reconocida competencia del circuito mundial de carreras de aventura, muy exigente pues cada año sus recorridos se caracterizaban por tener alturas que podían superar los 4000 msnm donde se tienen niveles de oxígeno a los que normalmente no estamos acostumbrados, pero igual allí estábamos, en Quito, aguantando frío y ansiosos de que empezara esta aventura.
Estuvimos 2 días en Quito realizando los registros y demás preparativos que demandaba la carrera, en la cual habría que hacer un recorrido de 400 Km durante tres días, atravesar páramos en la cordillera de los Andes y finalizar en la región del Amazonas. Se dio inicio a la carrera con una rápida etapa de ciclomontañismo, donde la navegación y correcta lectura del mapa la supieron aprovechar varios equipos, como nuestros compañeros del equipo Nómadas 2 conformado por Nati, Julián, Rafa y Jimmy. Nosotros no observamos un atajo y al llegar a la primera transición nos habían cogido ya varios minutos los primeros equipos.
Comenzaba la exigente segunda etapa de la carrera, aproximadamente 30 Km de alta montaña con muchísimo desnivel, se debía subir a dos picos a 4000 msnm. Sabíamos que no iba a ser fácil pero confiábamos en tener buen clima y que las 12 horas que pronosticó la organización para hacer este recorrido se pudieran cumplir. Eran las 10:00 am, empacamos suficiente comida y líquido para pasar el resto del día en las montañas y arrancamos a buen paso.
Subimos la primera montaña sin mayores inconvenientes, junto a otro equipo de Dinamarca tomamos una ruta muy técnica con demasiadas rocas volcánicas grandes y sobrepuestas, debíamos caminar con mucho cuidado pues muchas de estas piedras eran inestables y podíamos lesionarnos. Al llegar al puesto de control, en lo alto de la montaña, parecía que nos había ido bien y habíamos ganado un par de posiciones, así que motivados comenzamos a descender al próximo PC a 3000 msnm. Pero no todo podía ser tan fácil, comenzó la lluvia y el frio comenzó a golpearnos.
Faltaba poco para el próximo PC, pero nos preocupaba el tiempo de corte, pues debíamos llegar allí antes de las 7:00 pm. Tratamos de agilizar el paso pero la lluvia y el frío hacían que nos moviéramos más lento. De repente debimos parar, no podíamos continuar en el rumbo que íbamos pues al frente nos encontramos con una gran manada de toros salvajes, de los cuales nos habían advertido tener precaución ya que en la zona no eran domésticos. Tuvimos que cambiar nuestro rumbo de inmediato, nos desanimamos porque al parecer no íbamos a poder alcanzar a pasar el corte pero tocaba seguir con el nuevo rumbo.
Oscureció y justo antes del corte pudimos llegar al PC, hacía demasiado frío, el clima no mejoraba, ya íbamos a ajustar las 12 horas, pronto se nos acabaría la comida y el líquido ya nos lo habíamos tomado. En ese momento llegó el equipo de Dinamarca en circunstancias similares a la nuestra y decidieron retirarse, sabían que no nos esperaba una buena noche.
Sabíamos que no era fácil lo que seguía pero tan solo era el primer día de carrera y todavía podíamos continuar haciendo el recorrido completo. Mientras tanto, veíamos linternas de otros equipos tratando de bajar la montaña, sabiendo que no cruzarían el PC antes de las 7:00 pm. Decidimos seguir, comer las últimas galletas y recoger agua de los arroyos que se formaban en el camino por las lluvias para potabilizarla con pastillas y poderla beber. El camino cada vez se complicaba más, se perdía en medio de la vegetación y la noche.
La lluvia no paro en toda esa noche, el camino se hacía muy difícil de seguir y aunque en lo alto veíamos las luces a donde debíamos llegar no podíamos encontrar el camino del filo de la montaña. Tomamos una decisión: subir por el costado de una de las quebradas, así lo hicimos unos pocos metros pero la vegetación era tan espesa que nos obligó a abrir camino entre la montaña y subir poco a poco haciendo un esfuerzo grande por abrir camino.
Se hacía tarde, eran casi las 2:00 am y llevábamos mucho tiempo abriendo camino, desgastándonos físicamente por un terreno muy empinado y enmarañado, ya no avanzábamos casi. Nos turnábamos para abrir camino pero era inútil, cada 4 pasos debíamos parar a descansar, la altura jugaba en nuestra contra, así que decidimos tratar de dormir hasta el amanecer.
Creo que esa fue la etapa más difícil de la carrera, la de dormir, nos encontrábamos casi a 4000 msnm, mojados totalmente, con un desgaste físico demasiado alto, sin una buena alimentación e hidratación, en un terreno exageradamente empinado (acostados nos resbalábamos un poco). Continuaba la lluvia así que solo nos quedaba una opción: desnudarnos completamente, meternos a los vivac de supervivencia y rezar para que amaneciera pronto. Ese fue nuestro descanso, no éramos capaces de dormir, el tiempo parecía que se hubiera detenido y los dedos comenzaban a doler del frío.
A las 5:30 am debíamos “despertar”, ponernos de nuevo la ropa mojada para poder continuar. El frío era impresionante, solo tiritábamos y pedíamos que amaneciera, pero como todo tiene una recompensa, amaneció y pudimos observar uno de los mejores paisajes que hemos visto en la vida, un nevado y alrededor un páramo impresionante, un páramo vivo y sin humanos, un recuerdo muy bonito y que agradecemos haber vivido. Ya con todo el ánimo arriba, pudimos ver un camino claro para terminar de subir, marcar el PC y continuar hasta la próxima transición donde soñábamos encontrar un rico chocolate caliente y una sopa ojalá hirviendo.
A las 9:00 am terminamos esta desafiante etapa, donde solo 5 equipos habían logrado la transición. Allí, nos esperaban nuestros amigos de la asistencia, Jorge y Ana muy alegres de vernos, tenían todo listo: ropa limpia y seca, bicis, hidratación, frutas, galletas, de todo, menos lo que más ansiábamos ¡comida caliente! Todo por nuestra culpa, pues por demorarnos más de 12 horas se les había acabado la pipeta de gas recalentando cada hora la sopa para que cuando llegáramos nos tocara caliente, que desilusión, es algo muy simple en estos momentos pero ese día significaba oro para nosotros; tocó comer cereal con yogur bien helado y salir rápido en bici a ver si los dedos volvían a sentirse normales (duraron 8 días sin buen sentido del tacto)
Habíamos pasado una gran experiencia, sin duda la noche más fría que hayamos tenido, ya lo que seguía, en comparación, era un paseo, un descenso en bici a 2000 msnm para realizar otro trekking, más bici, mas trekking pero en las selvas del Amazonas, kayak sobre una vertiente del río Amazonas y un último trekking hacia la meta. Fueron muchas más historias inolvidables en esta carrera y una gran experiencia para nosotros, nos consolidamos como equipo, logramos llegar a la meta, aprender de algunos de los mejores equipos de esos años, Thule de Francia y Buff de España y gozar como locos de las montañas y de los buenos amigos.
Escrito por: Santiago Isaza @nomadas_adventure_team